Tony literalmente creció en la ley. Su padre era abogado y su madre era la directora de la oficina del bufete de abogados. El padre de Tony era de la “vieja escuela” y manejaba una serie de casos muy diversos. Así eran la mayoría de los abogados en aquella época. Desde lesiones personales hasta derecho penal, desde casos de divorcio hasta la redacción de un testamento, el padre de Tony lo hacía todo. Y mientras pasaba el rato y literalmente crecía en el bufete de abogados de sus padres, Tony pudo verlo todo. Iba a la corte con su padre a una edad temprana. A medida que crecía, sus padres lo pusieron a trabajar como archivador organizando documentos, sirviendo como “corredor” de la firma y haciendo todo lo que fuera necesario para ayudar a los clientes.

La decisión de convertirse en abogado de Tony no fue una decisión en absoluto. Habiendo crecido en el derecho y reverenciando a un padre que era un abogado exitoso y respetado que era amado por sus clientes, Tony supo desde temprana edad que esa era su vocación. Después de graduarse de la facultad de derecho de la Universidad de San Diego, aprobar el examen de la barra de Nevada y convertirse en abogado autorizado, Tony comenzó a trabajar en el pequeño bufete de abogados de su padre. No había tiempo para que su padre lo tomara de la mano o lo mimara, quien era tan duro como parecía. Tony fue inmediatamente llevado a un juicio con jurado en el que su cliente enfrentaba un cargo de homicidio involuntario. Tony “colgó al jurado”.

Lo que esto significa es que el jurado no pudo decidir si su cliente era culpable o no; no pudieron llegar a un veredicto unánime que se requiere para declarar culpable. Sin duda fue una victoria para el cliente de Tony. Sintiéndose bastante bien con el resultado, Tony habló con dos de los miembros del jurado después del juicio. Ambas ancianas le dijeron que no podían condenar a Tony porque sentían pena por su corta edad y su aparente nerviosismo durante el juicio. Eso fue un poco desalentador, pero le enseñó a Tony una lección de humildad y la importancia de vincularse con un jurado. También le enseñó a Tony otra lección valiosa y es que el foco siempre debe estar en el cliente.